lunes, 18 de junio de 2007

parís


2 comentarios:

Anónimo dijo...

hoy he tenido la suerte de pasar por delante de la Librería Izquierdo, y al entrar, de encontrar allí un libro de René Char en edición bilingüe, Común presencia.

entre otros he leído este poema:

En este final de los Tiempos de travestidos infantiles, consagramos nuestra franqueza a una luz del crepúsculo, no culpable. Luz que no se contraía al retirarse sino que permanecía allí, desnuda, agrandada, perentoria, rompiéndose con todas sus arterias contra nosotros.

Javier M. Tarín dijo...

me parece un poema hermoso y verdadero. a veces la poesía se queda a medio camino y simplemnte se imita a sí misma. un poco como los poemas que he escrito en homenajea a otros poetas.no es el caso de René Char