aquel día andamos sin prisa
por calles soleadas
cogidos de la mano
y sin prisa hablamos de todo
de nosotros y los cielos
de nubes y estrategias
aquel día el tiempo nos daba igual
porque andábamos sin rumbo
hacia nosotros mismos
y nos paramos en una alameda
y nos besamos en los labios
y nos pensamos como amantes
mientras el suelo y nuestros pies se fundían
abrazados en un solo cuerpo
y entramos en un parque mudo
y nos sentamos sobre la hierba
y yo me recosté con mi sombrero sobre el rostro
mientras tú escuchabas el ritmo de la brisa sobre las hojas
y ese día nos dimos cuenta de
que el tiempo podía detenerse
y que aun así
un día estaríamos muertos